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Nuestra Historia

Los Servicios de Inspección SOIVRE inician su andadura con el Decreto de Creación del “Servicio Oficial de Inspección, Vigilancia y Regulación de las Exportaciones Agrícolas al Extranjero (SOIVRE)” del 21 de agosto de 1934, con el cometido de “desempeñar las funciones de regulación de las exportaciones, inspección y vigilancia de la mismas, fijación de calidades de los distintos productos enviados al extranjero, características de los envases y cuanto tienda a determinar las características requeridas para el envío de mercancías indígenas al extranjero”.

Su nacimiento estuvo marcado por el colapso económico que supuso la Guerra Civil Española y no fue hasta el año 1961, gracias a una mejora de las condiciones económicas del país, cuando se añadieron determinadas labores de control de los mercados exteriores con el objeto de seguir de cerca la evolución de los precios y la calidad de los productos exportados, a lo que seguiría el Decreto del Ministerio de Comercio de 21 de Noviembre de 1963, que ampliaba las competencias del SOIVRE, tanto a las exportaciones como a las importaciones, y cambió la denominación del Servicio que pasaría a llamarse como en la actualidad, Servicio Oficial de Inspección y Vigilancia del Comercio Exterior.

El nombramiento en 1985 de la Secretaría General de Comercio Exterior como Autoridad Administrativa en España encargada de la emisión de los permisos exigibles en aplicación del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES) tuvo el efecto de afianzar a los Servicios de Inspección SOIVRE en la protección de las especies y la regulación de su comercio internacional. Esta función se desarrolló con eficacia y competencia durante 36 años: desde 1985 hasta 2021.

Desde el final de la década de los noventa hasta nuestros días el SOIVRE ha desarrollado nuevos campos de actividad que se han visto consolidados por la firma de convenios de colaboración para la realización de actuaciones coordinadas con otras administraciones del Estado. Más recientemente se han asignado nuevas competencias en materia de control de la seguridad de productos industriales y el control de sustancias peligrosas en aparatos eléctricos y electrónicos, todo ello sin abandonar su tradicional vinculación a los sectores agroalimentarios, lo que viene a poner de manifiesto su gran versatilidad y capacidad adaptativa a la evolución del comercio exterior.

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